17 abril, 2008

Reseña de "Hago de voz un cuerpo" en Educación y biblioteca













Hace ya unos meses recibí el amable ofrecimiento de la revista "Educación y bilioteca" para colaborar con críticas de libros, acepté encantado. Esta mañana he recibido el número correspondiente a marzo-abril en el que aparecen dos reseñas, una ésta que os presento sobre un magnífico libro: Hago de voz un cuerpo.

A continuación la adjunto íntegra para quien no tenga acceso a la revista:

Hago de voz un cuerpo
Antología de María Baranda / Il.
Gabriel Pacheco
Ciudad de México: Fondo de Cultura Económica, 2007

Este libro de versos responde a una propuesta literaria y estética que sobresale holgadamente entre los libros de poesía y otros muchos que se publican en la actualidad. La editorial Fondo de Cultura Económica, con un proyecto sólido, ha asumido el concepto de libros para niños y jóvenes desde la premisa de la calidad, con un respeto absoluto al lector que incluye un alejamiento inteligente del didactismo, con una creación gráfica que busca mantener la tensión precisa entre el texto y la ilustración para que ésta deje de ser un mero adorno y ofrezca un argumento propio, enriquecedor, dando a la expresión visual la importancia que merece. El FCE se ha convertido así en una editorial a la vanguardia, una de las que mejor cuidan su producción en todos los aspectos, con una exquisita edición, diseñada incluso en los mínimos detalles.

“A la orilla del viento”, colección dirigida a niños y jóvenes, responde a las características apuntadas, y en ella, en la serie “Los Especiales…” se publica “Hago de voz un cuerpo” que nos ofrece la escritura de quince poetas (que van desde los conocidos Francisco Hinojosa, Fabio Morabito o Elsa Cross hasta voces nuevas como Natalia Toledo o Antonio del Toro) desde el espacio admirable de la calidad. Nunca el cuerpo albergó tanta poesía, ni fue por tantas y exquisitas voces celebrado. María Baranda compone la antología, una selección imponente de poemas que realizan de la cabeza a los pies un recorrido corporal de lo más sugerente, donde cada parte es recreada por los versos de un poeta: “¿Por qué dicen que es de sabios/ tener cerrados los labios?/ ¡Qué los abra! ¡Qué los abra!/ Que le dé luz a su perla/ para verla./ Que los abra/ y dé luz a su palabra…” (Francisco Segovia). Rimas jugosas y esenciales, humor, felices metáforas recorrerán los caminos de la geografía humana. Así se suceden “La cabeza de la gente”, “El tambor de sol”(el corazón), “El centro del mundo” (el ombligo),“ Pelos de bruja”, “Una nariz pegada” o “Juego de manos”.

El espacio gráfico de la ilustración, que da vida al cuerpo como unidad, la atmósfera que envuelve al libro y donde se sitúan y se mueven cada una de las partes como en un teatro de los sueños, la aporta, y de qué manera, el sentido del equilibrio con el texto y la impresionante estética de Gabriel Pacheco (conocido entre nosotros por álbumes como El pollito de la avellaneda o Tres deseos). Ilustrador sorprendente por su capacidad imaginativa, por su poesía visual y por sus ensoñaciones luminosas.

La concepción misma de “Hago de voz un cuerpo”, joya poética y plástica, ya resulta una acertada metáfora de un sutil lirismo y sensibilidad. Este libro tiene una gran virtud, además de las ya apuntadas, sigue alimentando el sueño de la poesía, la palabra necesaria que deja una huella indeleble en la forma de entender y sentir el mundo más próximo, a través de sus ritmos, rumores y latidos, de la conjunción asombrosa entre la palabra y la imagen.

Pedro Villar (Maestro y escritor)

En la revista "Educación y Biblioteca", número 164 (marzo-abril de 2008). Madrid,



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